Dicen, que cuando disfrutas, el tiempo pasa terriblemente rápido.
Que una vía larga se haga corta puede significar dos cosas. Que su grado te venga irritadamente holgado o que sea tan jugosa que desees que la R no asome nunca.
Podría presumir de nivel diciendo que mi caso concuerda con el primero, pero mentiría (y, mal que me pese, no se me da bien mentir...).
La Escabrini Scapullini me fue como anillo al dedo. Una ascensión indulgente, inerme y suculenta.
Un recorrido perfecto para tender tu primera larga.
Tanta verborrea pretendía justificar la brevedad del ascenso. Brevedad psicológica, porqué ciñéndonos a la horaria, estuvimos un buen rato colgaos.
La abundancia de presas factibles, la confianza que te otorga subir con un bombero (eh, Cami?), las buenas condiciones meteorológicas (demasiado buenas si vistes acorde con la temporada) y la falta de tabaco (el pobre se quedó solito en la mochila) hizo que subiera la montaña sin suspenderme al vacío.
Realmente la sensación que te aporta una vía larga es indescriptible. Mirar abajo y sentir el aire bajo los pies no tiene precio. No es por desmerecer la escalada deportiva (personalmente me encanta), pero las vistas que te regalan los 130 metros de altura son inconcebibles.
Es entonces cuando te das cuenta, verdaderamente, de lo insignificante que eres en contraste con la magnitud de la naturaleza.
Y... llegados a este punto (de excesivo monólogo pomposo) creo más conveniente aparcar la retórica y contextualizar un poco al personal.
Para aquellos que la Escabrini Scapullini, les suene a palabrota, les diré que es una vía larga de Montserrat (situada en el sector de la Miranda de Can Jorba).
130 metros de montaña, de un grado muy hacedero. La mayoría IV+ y algún tramo de V (discutible en sesiones de sobremesa).
Ayudada por mi compañero de cordada (y de martirio) el señorito Camaleón, decidí desvirgarme en el mundo de las largas con esta “cabrona” que, al final, resultó no serlo tanto (excepto en el tramo de la barriguita que, al ser mi primer rápel con reverso (una tiene mucho apego a su 8) un poco más y me estampo).
A modo de balance, final característico en mis últimos blocs, diré que esta salida me ha enseñado a......
a) Montar una reunión en vía larga.
b) Subir de primera con la tranquilidad de que si la cagas en la reunión (ni un solo comentario Cami que te zurro....) el compañero que va de segundo puede sobrevivir.
c) Pensar que nunca (repito, NUNCA) se debe pillar la cámara de fotos sin comprobar previamente que tiene pilas.
d) No desacreditar el uso del casco (sobretodo si pasean cabras por los alrededores).
e) Recordar que, en caso de enfrentarme a otra salida escaladora acompañada de Camaleón, debo pasar antes por la farmacia y comprar unos buenos tapones de silicona.
Bromas a parte... Cami, te agradezco mucho la compañía, la ayuda y las clases teorico-prácticas gratuïtas (a precio de café con leche).
Si aún te queda coraje y paciencia suficiente...cuando quieras... repetimos!