Vale, vale, Sant Esteve no es precisamente el
patrón de los bloquers pero Montserrat tampoco lo es de los escaladores y bien
que se trepa la montaña...
Tras la comilona navideña (y las tres horas y media de férrea actividad fÃsica moviendo las fichas del parchÃs) una necesitaba demostrar a sus bÃceps que valen para otra cosa que no sea descorchar botellas o acunar cubiletes.
Asà que, crash pad en mano (en mano de otro, una siempre sale airosa del proceso de muda del colchón...) decidà ir a blocar un rato por Can Bloquet (cerca de Teià ).
Por la zona tenÃamos (más bien tenÃan....)
algunos deberes pendientes. Un 7/a de bloque (que se dice pronto) con una
acrobacia digna de Spiderman.
Pero como empezar con semejante animalada se
escaparÃa de los márgenes de cordura (y mira que los mÃos son marcadamente
amplios...) decidimos actuar de forma progresiva. Abrimos con un 4/+ y un 6 respectivamente. Una
graduación acorde con nuestras posibilidades, idónea para curtir los nudillos
frente la tosquedad granÃtica de la zona.
Durante la sesión no sólo fuimos
subiendo de graduación, también lo hicimos de integrantes.
Si una cosa se agradece en la montaña es la
cordialidad entre los trepadores. Es curioso pero siempre se encuentra gente
nueva que pulula por los mismos lares en busca de pedruscos (o reseñas) y con
la que congenias fácilmente.
El martes setas no encontramos pero sà un par
de montañeros (uno con bicicleta incluida) que se sumaron a las intentonas.
Con su colaboración, los cometidos
postergados se lograron con creces y el 7/a quedó pequeño ante un brinco digno
de fotografÃa (lástima que las pilas de la cámara no juzgaran lo mismo).
Una servidora se conformó (pero muy conforme,
eso sÃ) con un 5 (o 5+), dejando para futuros menesteres otro 5+ algo más
ilusorio y un 6 tremendamente jodido (hablando en plata).
Producto de la sesión: Dos birras pendientes por sendos grados cosechados, varias contusiones sin importancia, algún que otro dulce rasguño y muchas risas por el camino.